Unas galletitas caseras deliciosas y nutritivas. ¡Nada que envidiar en sabor a las galletas procesadas y con la ventaja de aportar menos de 5g de azúcar por cada unidad! Si te gustan las galletas blanditas a la vez que crujientes, esta es tu merienda, deliciosas para una tarde de otoño como las que se acercan. ¡Que las disfrutes!
En primer lugar, mezclar las semillas de lino con 4 cucharadas de agua hasta obtener una pasta pegajosa.
A continuación, añadir los ingredientes secos a un bol y mezclar bien con una cuchara de madera.
Por otro lado, incorporar el aceite de coco derretido, la mezcla de lino y el resto de agua (incorpórala poco a poco, a medida que vas mezclando, porque es probable que necesites más o menos cantidad de agua, según los ingredientes que emplees) y mezclar bien. Tienes que conseguir una textura chiclosa pero no pegajosa, tampoco demasiado dura.
Precalienta el horno a 180º C. Colocas un papel de hornear sobre la bandeja del horno y vas haciendo bolitas con la masa (con esa cantidad da para unas 10-14 galletas, según el tamaño que te guste). Aplasta con cuidado la bolita según el grosor deseado (también puedes utilizar un molde) y decora con la canela molida y las semillas de chía.
Horneas durante 40-45 minutos (o hasta que estén doradas y toda tu casa huela a galletas recién horneadas).
Deja enfriar en una rejilla y disfruta.
Como ves, es una receta bien sencilla que puedes preparar en un ratito con ingredientes bien fáciles de encontrar.
No lleva huevos, lácteos ni harinas refinadas. Incluso son aptas si sigues una dieta sin gluten, asegurándote de que los copos de avena no lo contengan.
Puedes prescindir de las semillas o incluso cambiarlas por otros frutos secos de tu preferencia. Por ejemplo, seguro que quedan espectaculares con trocitos de almendras.
A mí particularmente me gustan las galletas no demasiado duras ni dulces, por eso las hago más gorditas y dejando la masa un poquito más húmeda de lo normal. Si tú prefieres galletas más crujientes, utiliza un poco menos de agua y haz galletas más finas y homogéneas.
Igualmente, si prefieres un toque más dulce, utiliza jengibre cristalizado (está como confitado), trocitos de chocolate negro o un poco más de azúcar (incluso añadiendo 100 g de azúcar en total, tendrás galletas más saludables que las que compras en el súper). Incluso, puedes utilizar xylitol o estevia, potenciando el sabor dulce y disminuyendo las calorías y el contenido total de azúcar.
Con los ingredientes anteriores, a mí me salieron 12 galletas, de unos 55g cada una (bien hermosas). El contenido nutricional de las mismas es el siguiente (por galleta):
193 kcal
4 g de proteínas
18 g de hidratos de carbono (3,5 g de fibra y 4 g de azúcar simple)
12 g de grasas (40% de omega 3)
0,9 mg de manganeso (48% CDR), 0,2 mg de cobre (22% CDR) y 117 mg de fósforo (17% CDR)
En cuanto a vitaminas, 0,2 mg de tiamina (B1) (14% CDR), 1,2 mg de vitamina E (8% CDR) y 6,4 microg de vitamina K (7% CDR)